18 abril 2012

Semblanza

Nací una apacible noche de Nochebuena en la calle Tejares hace 55 años. Soy el menor de tres hermanos, de los que, para mi desdicha, mi hermana Emilia –a quien recuerdo emotivamente como una segunda madre por circunstancias que no vienen al caso–, ya no se encuentra entre nosotros.

Teniendo yo un par de años, toda mi familia emigró a Madrid buscando trabajo. La cosa no nos fue muy bien, el trabajo escaseaba y los ingresos nunca fueron boyantes. Eso nos obligó a regresar tres años después. La falta de trabajo obligó a mi padre a ingresar como obrero en las minas de Linares, empleo que lo llevó a la tumba. Mi madre, a la que nunca podré agradecer sus ganas de sacarnos adelante, comenzó a trabajar en el antiguo Parador, donde se jubiló.

Alquilamos dos habitaciones en la calle María Bellido, en una casa con tres familias más. De esta época guardo con cierta claridad mis primeros recuerdos: el patio, que entonces llamábamos corral, con su pozo y sus macetas, sus arriates bordeados de ladrillos… También recuerdo mis juegos infantiles en la Carrera, saltando y corriendo de lonja en lonja, con el consiguiente peligro que aquello suponía, pero que nosotros no intuíamos, los “platicos”, los “libretes”, el “verdugo”, el “borrucho”… ¡qué tiempos!. O los primeros “mandaos” –a la tienda de Joaquina, a por el pan de Magritas, o a por la media barra de hielo con la que refrescábamos las bebidas y el agua en casa–. Todo ello me permitía obtener unas minúsculas recompensas que invariablemente invertía en chucherías.

Posteriormente, en 1962, nos mudamos a una de las casas del Barrio Nuevo sita en la calle Piqueros, casa que abandoné hasta mi casamiento. De esta casa abrigo el recuerdo que fue levantada durante los fines de semana por amigos y familiares, ya que se nos vendió el terreno, pero no la construcción.

Comencé mis estudios en las escuelas unitarias que había en la calle María Bellido. Mi primer maestro fue D. Juan de Dios Torres, de recuerdo entrañable, idealizado por el paso del tiempo. En aquel año de 1961 yo fui su alumno más joven. El resto de mis maestros los recuerdo con cariño: D. José María Merino, en las escuelas del Barrio Nuevo; D. José Jesús Nieto y D. Francisco Senise, en las escuelas del “Callejón de los Coches”.

Realicé mis estudios de Bachillerato en diferentes lugares: Palafrugell (Gerona), Bailén y Madrid. Siempre fui estudiante de letras ya que nunca me atrajeron los números. Tuve mis dudas para decidirme qué carrerar estudiar –en un momento estuve tentado de especializarme en Clásicas: Latín y Griego. Finalmente me decanté por estudiar Magisterio en la Escuela Universitaria de Jaén, finalizando la carrera en 1977, año en que comencé a trabajar Bailén, aunque después, con el paso del tiempo, he terminado impartiendo clases en casi media España. Comencé, como dije, en el Colegio 19 de Julio para, posteriormente, desplazarme a localidades como Arcos de la Frontera, Santa Coloma de Gramanet, Quesada, Peal de Becerro, Bailén –dos curso escolares en el Colegio Virgen de Zocueca–, Lepe, Baños de la Encina y, por último, de nuevo Bailén, donde actualmente ejerzo como Director en el Colegio General Castaños.

En 1977 me casé con mi mujer Concha, que me ha servido de apoyo en aquellos momentos en que el desaliento ha intentado minar mis fuerzas. Mis dos hijos, Carlos y Víctor, han sido y son mi mayor logro en esta vida y de los que me siento totalmente orgulloso.

En 1982 formé parte del Equipo de Redacción fundador de Bailén Informativo, publicación con la que colaboré en varios números y que tuve que abandonar por mis continuos desplazamientos laborales.

Durante ocho años estuve trabajando en Educación de Adultos, de los cuales, cinco de ellos tuve responsabilidades de Coordinación desde la Delegación Provincial de la Consejería de Educación. En este campo, obtuve en colaboración con otros docentes uno de los Premios Joaquín Guichot, otorgados por la Consejería de Educación, por un trabajo de campo relacionado con los medios de comunicación y las personas adultas. En los años noventa me licencié en Ciencias de la Educación, en la especialidad de Gestión y Dirección de Centros. Desde entonces, he colaborado con los Centros de Profesores de la provincia en la impartición de ponencias y cursos de formación, relacionados principalmente con la educación y la informática, otra de mis grandes pasiones.

También en los años noventa impartí varios cursos de “Lectura de Imagen”, que junto con las anteriormente citadas –educación e informática– han sido las tres patas del banco que he forjado a lo largo de todos estos años.

La imagen siempre ha sido una constante en mi vida, y fruto de ello surgió la idea de Bailén en el Recuerdo, web que ha sido galardonada con uno de los Premios Caecilia en este año de 2010. Esta web comenzó su andadura en febrero de 2008, con aproximadamente 100 fotos, la mayoría extraídas del Archivo Histórico Municipal, a las que se sumaron otras mías personales. Gracias a la colaboración desinteresada de un elevadísimo número de bailenenses, en la actualidad la web dispone de cerca de tres mil quinientas fotos, clasificadas en diversas categorías. Asimismo ha recibido hasta este momento más de ciento cinco mil visitas, desde las ubicaciones más variadas del planeta (Australia, Rusia, Perú, Estados Unidos, etc.), contando con una media de cien visitas diarias.

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